CARACTERÍSTICAS DE GÉNERO DEL TEATRO
Drama viene de “drao”,
palabra griega
que significa
acción. El origen del teatro, como el de la lírica, se sitúa en la Grecia clásica. Se
trata
de un género particular: desaparece la voz narrativa (el yo lírico, el narrador de
cuentos y novelas),
y la historia es vivida por
los personajes a través de la acción y los diálogos. El fin último del teatro es, por tanto, su representación. El teatro
exige en consecuencia un doble
texto:
·
el texto dramático, de carácter verbal y literario,
fijo y estable.
·
texto principal: diálogos
·
texto secundario: acotaciones
·
el texto teatral: la representación, cambiante y
abierta. gestos, voces, movimiento.
Formalmente puede expresarse tanto en verso como
en prosa. Los subgéneros más importantes son:
·
géneros dramáticos mayores:
·
tragedia: protagonizada por personajes de
elevada condición; el
héroe sufre (pathos) a causa de un destino adverso (fatum)
hasta concluir en una catástrofe. Ésta
provoca en
los espectadores la catarsis.
·
comedia: situaciones cotidianas, personajes normales, final feliz.
·
Tragicomedia: conflictos
dolorosos, pero con personajes y lenguaje normales.
·
géneros dramáticos menores:
·
entremés, paso, sainete: piezas
breves,
de carácter humorístico.
·
jácara,
baile, mojiganga, loa:
piezas breves,
entreactos.
·
auto sacramental, misterio: obras de contenido religioso.
·
géneros musicales: ópera. opereta. zarzuela. comedia musical.
Los textos dramáticos comparten muchas características
con los textos narrativos
y
poéticos, pero no dejan de presentar también características propias:
1. No existe punto de vista: la acción se desarrolla directamente e
través de los personajes, sin la intervención del narrador.
2. Las unidades de
estructura externa son diferentes a las de la novela
o la poesía:
actos, corresponden a núcleos temáticos; las obras se dividían tradicionalmente en
tres actos, relativos a
las tres
partes de la estructura; cuadros: unidades intermedias, que no siempre aparecen, y
que suelen
corresponder a cambios
de ambiente o lugar; escenas: unidades menores originadas por las entradas y
salidas.
3. La
acción suele
ser muy
concentrada
y homogénea, para facilitar
la comprensión del público (que
no tiene
el recurso de
volver a leer aquello que no
ha entendido). Por el mismo motivo, el tiempo también suele
concentrarse, evitando
largos períodos y saltos temporales.
También suele haber pocos escenarios (la mayoría de las veces, uno solo).
4. Las técnicas
del
discurso dramático son más
reducidas que las narrativas:
·
diálogo: es el procedimiento fundamental.
·
monólogo: un personaje habla solo en el escenario; se emplea para mostrar la interioridad de los personajes.
·
aparte: un personaje se dirige
directamente al
público, y los otros personajes fingen no escucharlo. Se emplea como
técnica narrativa, de anticipación o
como recurso humorístico.
·
coro: voz colectiva.
·
voz de fondo (o voz en off): originada fuera
del escenario, bien por personajes ausentes o bien por un coro.
5. Un elemento básico en los textos dramáticos son las acotaciones:
se trata
de pequeños textos incluidos por el autor para indicar aspectos relativos a la representación. En
general, pueden distinguirse dos tipos de acotaciones:
·
Relativas a la escena: descripción
del escenario, iluminación,
música, escenografía…
·
Relativas a los personajes: entradas y salidas, gestos, actitudes, movimientos, vestuario...
EL TEATRO ESPAÑOL HASTA 1939
El teatro
español del siglo XX, con las excepciones de
Valle y Lorca, es bastante pobre, tanto en lo teatral como en lo dramático, sin participar en
las innovaciones del
teatro europeo. En
el período que nos ocupa hay dos
modelos teatrales: uno que triunfa, que goza del favor
del
público, y otro
que
no alcanza éxito pese
a
su
superior valor literario.
En el teatro popular se incluyen tres tendencias:
·
el drama burgués, realista
y suavemente
crítico. Se
trata
de
un teatro
continuador del realismo del XIX, renovando algunos aspectos para
adaptarse a los gustos del público burgués. Su principal representante es
Jacinto Benavente (Los intereses creados, La Malquerida).
·
el
teatro costumbrista, de
raíz
romántica y
sin pretensiones críticas:
su
único propósito es
entretener al
público. Dentro de
esta tendencia se
encuadran los hermanos Álvarez
Quintero,
representantes del teatro
regionalista andaluz (El genio
alegre);
Carlos Arniches,
autor regionalista madrileño y
creador de la “tragedia grotesca” (La
señorita de Trevélez); y Pedro Muñoz
Seca,
inventor del “astracán”, parodia en verso del teatro romántico (La venganza de don
Mendo).
·
el teatro poético modernista, de
ideología marcadamente conservadora y
tradicional, con
continuas alusiones al glorioso pasado del Imperio español. Representan esta tendencia autores como Eduardo Marquina y
Francisco Villaespesa.
Frente a este
teatro de éxito se levantan
otras tendencias más innovadoras e interesantes literariamente, pero que no
triunfan porque no se adaptan a los gustos del público.
En líneas
generales puede
hablarse de dos experiencias teatrales:
·
el
teatro del 98 y el Novecentismo: Unamuno, Azorín, Ramón Gómez de la
Serna, Jacinto
Grau.
·
el
teatro
del 27: Salinas,
Alberti,
Miguel Hernández, a
los que habría que unir a
Jardiel Poncela
y Miguel Mihura, renovadores del teatro humorístico:
ambos alcanzarían su plenitud tras la guerra civil.
Cada
uno de estos dos grupos está encabezado por un autor fundamental: Valle-Inclán, el primero; y
Lorca, el segundo. Valle-Inclán es el autor más
importante del
teatro español del siglo, y uno de los fundamentales de la escena
mundial. Su obra sigue una constante evolución -obras modernistas, las Comedias Bárbaras, farsas...-
hasta llegar
a su gran creación: el esperpento
(Luces de bohemia, Martes de carnaval), una visión grotesca
y deformada de la realidad, precisamente para descubrir sus aspectos
más profundos. En el esperpento Valle sintetiza los elementos más dispares: lo vulgar y lo literario, lo social y lo existencial,...
García Lorca es el referente principal del
teatro del
27. Su obra es igualmente variada, plena de elementos líricos y surrealistas. En su obra dramática –de similar evolución a la poética- se distinguen tres etapas:
·
la
etapa
inicial,
durante los
años 20, se caracteriza por la experimentación formal y temática. Lorca busca
aún un
lenguaje dramático y
teatral propio, de ahí la diversidad y heterogeneidad de los títulos de esta etapa:
El maleficio de la mariposa,
de carácter simbolista; Mariana Pineda, drama histórico en
verso. La
obra más importante de esta etapa es
La zapatera prodigiosa, en la que anticipa elementos de
su producción posterior, como la mezcla
de verso y prosa.
·
la etapa vanguardista, en los primeros años de la década de los 30,
de carácter surrealista, incluye
dos obras: El público y Así que pasen cinco años.
·
por
último, su etapa de plenitud. Lorca se muestra muy
prolífico,
y consigue un
gran éxito con sus
obras,
en las que es capaz
de conjugar el rigor estético
con el sentido popular. Las dos primeras obras de esta
etapa son
Bodas de sangre (1933) y Yerma
(1934), que formarían parte de una probable “trilogía dramática de la tierra española” junto a la inédita e inacabada La sangre
no tiene voz. A continuación, Doña Rosita la
soltera (1935),y por último La casa de Bernarda Alba (1936), asociada a
veces a las dos primeras como última de la trilogía, pero que se distancia claramente de aquéllas en su dimensión política y social.
EL TEATRO ESPAÑOL DESDE 1939
El teatro
acusa más que ningún otro género el
aislamiento y
la pobreza de la sociedad española de posguerra. Su evolución abarca tres etapas:
Los años
40 se
caracterizan por
la continuidad de las tendencias que
ya
triunfaban antes
de la guerra, especialmente al drama burgués al
estilo de Benavente, sin apenas sentido crítico
y defensor de los valores más
conservadores. Este teatro es cultivado por autores como Calvo Sotelo,
Luca de Tena. No deja de haber, sin embargo, algunos intentos renovadores, centrados en el teatro de humor: Mihura, Jardiel Poncela. Mihura es
autor de
un teatro cercano
al del absurdo aunque
siempre con intencionalidad crítica. Su obra
más
importante es Tres
sombreros de copa. Muy próxima
en el
tratamiento del absurdo,
pero acentuando aún más
las características inverosímiles de
la
acción, está la obra
de
Jardiel Poncela:
Cuatro corazones con freno y marcha atrás…
Entre 1950
y
1965 surge y se desarrolla la
llamada “generación realista”.
Se trata de un
grupo coherente, de ideología izquierdista, cuyo
objetivo
es la crítica de la realidad española de su época
a través de una estética predominantemente realista. Se trata
de un teatro poco innovador desde el
punto de vista formal,
por cuanto los autores se preocupaban más del contenido y el mensaje, buscando la identificación del público con los personajes. Destacan entre todos ellos
Antonio Buero
Vallejo y Alfonso
Sastre,
cuya obra más representativa es Escuadra hacia la muerte. Buero Vallejo representa una línea de
teatro crítico pero en
límites que hacían
posible su representación en la España de la época. Sastre, por el contrario, concibe el teatro como un medio de concienciación y
agitación, que ponga de manifiesto las relaciones entre
individuo y sociedad y la necesidad de
un cambio social.
A partir de 1965 se produce una renovación dramática y teatral similar a las de la poesía
y la novela,
al mismo tiempo
que se mantiene la línea más tradicional, basada en la importancia de los diálogos, y
representada por autores como José Luis Alonso de
Santos
(Bajarse al moro), José Sanchís Sinisterra (¡Ay, Carmela!) o Fernando Fernán Gómez
(Las bicicletas son
para el
verano).
La renovación se fundamenta en el abandono del realismo puro para orientarse hacia otras
fórmulas más
expresionistas, concediendo por primera vez más importancia a
los factores
teatrales por encima del propio texto.
Esta
renovación, por
supuesto en la mayoría de los casos al margen de los circuitos comerciales, se desarrolla en
dos
líneas:
·
autores individuales (el teatro “underground”): sobre
todo,
Fernando
Arrabal, creador del “teatro pánico”,
que pretende unir lo absurdo con lo cruel (Pic-Nic, Cementerio de automóviles)
·
grupos
independientes, que
crean
sus espectáculos de forma colectiva: TEI,
Tábano, Els Joglars, Els Comediants, La Fura dels Baus… Dentro del
colectivo de grupos independientes caben muchos tipos diferentes, por sus propósitos y sus medios.
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